Perspectivas bíblicas e históricas
En la historia de la creación empezamos a ver los fundamentos de la obra de Dios en relación con su plan eterno respecto al hombre y su restauración y salvación. Génesis 1:26 nos muestra la creación
del hombre y su inmensa diferencia con lo que Dios había creado en todo el capítulo 1 hasta el versículo 25.
En el versículo 26 encontramos la formación de un ser con dos características especiales que no tenía el resto de la creación: imagen y semejanza de Dios (Génesis.9:6; Santiago 3:9). Estos elementos hacen considerablemente diferente al hombre dentro de la creación misma. La pregunta profunda del texto sería: ¿para qué fuimos formados a su imagen y semejanza?
Pareciera que el estudio o reflexión teológica de estos temas nos desviara del objetivo central de estudiar la misión de Dios, pero en palabras de Emilio A. Núñez: “Lo que bajo el ministerio del Espíritu Santo hayamos percibido de la Deidad, Omnipotencia y Soberanía de Dios en la revelación escrita, se reflejará en nuestra reflexión y acción misionera”, el argumento toma fuerza.
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza con el propósito principal (sin desmeritar los demás) de tener una relación permanente con Él, que lo llevara a una justificación completa y lo volviera a hacer partícipe de los planes divinos. Con esa relación en práctica, el hombre lograría cumplir el cometido que le había sido dado en Génesis 1:27 de llenar la tierra de la imagen y semejanza de Dios (Habacuc 2:14).
La mayoría de las veces cuando hablamos de misiones, o la gran comisión, siempre tomamos como texto el renombrado Mateo capítulo 28:18-20; dejando abierta la posibilidad de creer que ahí fue cuando Dios (a través de Cristo) manifestó por primera vez su deseo de salvar al hombre por medio de la predicación de la Palabra en las naciones.
Veremos que la Biblia está llena de argumentos valiosos desde el principio, en donde Dios muestra cuál es su objetivo, propósito o programa para con el hombre. Génesis 3:15 denominado el “protoevangelio”, que quiere decir la primera referencia de la victoria de Cristo en la cruz del calvario (Gálatas 4:4 simiente de la mujer y Apocalipsis 20:2 simiente de la serpiente), ya deja sentadas las bases de un programa totalmente restaurador y salvífico.
Génesis capítulo 1 al 11 provee el trasfondo y el contexto de la proyección de la obra de Dios y su misión para la humanidad. Aparece repetidamente el patrón de trabajo: pecado – juicio – gracia.